Como gusanos vivimos amontonados unos encima de otros. Un pequeño movimiento de tierra y todo seria un gran lodazal de barro, cemento y porquería. Las calles, entramados selváticos de asfalto y hormigón, se cruzan unas con otras y trepan por cimas y montañas hasta no dejar un palmo de tierra virgen.
Ese es mi pueblo, de ahí soy yo.
Migrantes andaluces, extremeños, gallegos y ahora de todo el mundo: del Magreb, del África Sub-Sahariana, de Pakistán, de la India, China y de todos los rincones de América Latina y el Caribe. Trabajadores y trabajadoras que algún día dejaron todo lo que tenían atrás y partieron en busca de una vida mejor.
Esa es mi gente, de ahí soy yo.
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