jueves, 24 de enero de 2008

Plato de Mediodía


¡Oh, Gran Espíritu!
Mi más sincero agradecimiento por hacerme llegar,
desde las formas más diversas imaginables,
los alimentos que necesito cada día.


Venero los actos de lo cotidiano
y tomo plena consciencia,
del amor que desprendes,
del amor que desprendemos.


¡Oh Gran Espiritu!
Cuando te venero, estoy amando a todas las forma de vida que me rodean,
que se relacionan conmigo y que,
de una manera casi imperceptible,
hacen de lo cotidiano un acto sagrado.


No, no iré al Vaticano
para sentirte más cerca.
Tampoco subiré las cumbres del Himalaya.
Tan sólo miraré a mi alrededor,
en este sucio bar de carretera,
y tomaré plena consciencia de tí,
en este plato de Mediodía.

No hay comentarios: