miércoles, 1 de agosto de 2007

El viajero


Cuando uno viaja,
deja viejos ropajes atrás,
en la distancia.

La mirada se agudiza,
la mente despierta,
el alma vuela
y el corazon se enciende.

Atrapado en la carcel de la rutina,
el viajero se libera y corre por sendas benditas.

Puede que cada viaje responda al viejo anhelo del caminante:
Llegar a la cima sagrada de la plena consciencia.

No hay comentarios: