domingo, 22 de octubre de 2006

Cronicas Sureñas




Capitulo VIII: "De la Quebrada Humahuaqueña al cerro de Potosí"


Hey! que tal?

Bueno retomo este e-diario de mis andadas por la América del Sur. La verdad es que esta saliendo todo "macanudo" (genial, de PM) como dicen los argentinos. Tras abandonar con mucha pena los cuatro inolvidables días en Cafayate, con la inmejorable compañía de la gente que conocí, no tuve otra opción que seguir adelante hacia la parte más al norte del país.

Para esta ocasión, uno de los chicos que conocí en Cafayate, Fer, se sumo a mi viaje durante unos días. Salimos del pueblecito que ya os comenté bien temprano hacia la capital de la provincia (Salta) y durante ese recorrido atravesamos la Quebrada de las Conchas, espectaculares cerros de piedra rojiza que surgen de las entrañas de la tierra como cuchillos. Algo digno de ver y que me hubiera gustado visitar con mayor detenimiento.

Salta es una ciudad de unos 500.000 habitantes en toda regla, que después de haber disfrutado de los encantos comunitarios de los pueblos más chiquitos, te deja indiferente. A diferencia de otras ciudades, ha desarrollado una industria propia que le permite tener cierta autonomía. Es de destacar la cerveza salteña, especialmente la negra.

Después de disfrutar de la música folclórica con fuertes raíces en Salta, Fer y yo agarramos el Bus y nos dirigimos a San Salvador de Jujuy, situada en la última provincia más al Norte haciendo frontera con Bolívia. En esta nueva ciudad, ni nos detuvimos. Parecía más de o mismo que Salta, así que decidimos continuar hacia la Quebrada de Humahuaca. Esta quebrada es una de las más bellas del mundo. Un autentico espectáculo de cerros de colores que se levantan a lado y lado de la carretera como si alguien desde el cielo los hubiera coloreado con una brocha gigante. La Quebrada de Humahuaca fue declarada en el año 2003 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y os animo a que si os aburrís busquéis imágenes de ésta en el google. Es algo increíble!

Sumergidos en tan bella quebrada hicimos parada en Purmamarca, un preciosa aldea situada a unos 5 km al interior de la quebrada. Purmamarca tiene su encanto en el mercado artesanal donde los indígenas van allí a vender sus manufacturas. Pero, sin duda, el mayor atractivo de esta aldea hacia los visitantes es el fascinante Cerro de los Siete Colores, que se levanta tras la iglesia y te deja fuera de órbita al contemplar tan magna belleza.

Al día siguiente, y continuando a traves de la Quebrada de Humahuaca, hicimos parada en Tilcara. Este pueblo fue el que mas me gusto desde Cafayate. Situado bajo las faldas de un importante asentamiento pre-hispánico (al estilo de los Quilmes)Tilcara es pueblito de unos 6.000 hab. que esta creciendo debido a los encantos que ofrece. Allí nos alojamos en una casa de familia donde por apenas 3 € nos ofrecieron pasar la noche.

Y fue tb en ese pueblito fue donde pude cumplir uno de mis objetivos del viaje: conocer a Ricardo Vilca. Creo que en mails anteriores ya os hable de este fantástico músico. Asistí por primera vez en Buenos Aires a uno de sus recitales y me quede maravillado . Ricardo es un señor de unos 65 años, humahuaqueño, reconocido en todo el país por su música, llena de pinceladas sobre los paisajes del Noroeste argentino de carácter indígena. Tuve la oportunidad de hablar con él. Una persona encantadora y humilde. Hasta tuvo el detalle de dedicarme una canción de Paco de Lucia (Entre dos aguas) Flipante!

Tras despedirme de Fer (quien partió por otros derroteros) abandone con tristeza Tilcara para llegar en 40min. a Humahuaca donde pase medio día. Otro esplendido lugar de pequeñas dimensiones donde la presencia de la población indígena es mayoritaria. Esa misma noche partí hacia La Quiaca, asentamiento fronterizo con Bolívia donde pase la noche en un motel para, por la mañana temprano, cruzar al "otro lado" y evitarme problemas.

Y, bueno, que más os puedo contar. Muchísimas cosas más!. Pero mi intención no es aburriros mucho, así que dejo para otro mail, el diario de Bolívia, que es donde me encuentro ahora mismo. Específicamente en la hermosa ciudad que recibe el nombre del cerro sagrado que se levanta hacia el cielo: Potosí.

Besos y abrazos.

Os quiere,

Ricard

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