sábado, 6 de diciembre de 2008

Conversaciones


Has regresado a casa,

y ya nada es igual.

¡Ingenuo! pensabas

que los senderos del mundo

te dejarían igual!

"Marché, hace algún tiempo", piensas,

pero no sabes

que marchas constantemente.


Admiro tu coraje y tu valentía

de no felicitarte nunca

de llegar a ningún sitio.

Siempre te sientes capaz

de llegar mas lejos, o mas cerca.


Mas sabes muy bien

que cada vez, las dificultades

serán mas grandes, mas difíciles.

y también tendrán que serlo

tus limpias y rectas capacidades

para superarlas.


Ya nada será como antes.

Eres el mismo,

pero ya no eres.

Tu corazón esta ahora, también,

en el corazón de los demás:

en cada esquina oscura,

en cada chuta,

en las calles abandonadas,

en las luchas organizadas,

en los ninguneados.


La ciudad ya no representa

para ti un obstáculo.

Donde antes había cemento,

suciedad y porquería,

ahora hay luz,

oportunidades

y esperanza.


Tu alma cabalga

junto a los desharrapados de la ciudad

y vislumbra

la salvación redentora.

Pero siempre

con los pies en el suelo.

Caminando descalzo,

libre de pesados ropajes.


Llegó el momento

de salir del escondite
de mostrar el diamante

que lleváis dentro,

que llevamos dentro.

A vosotros os lo digo,

hijos de todos y de nadie.


Llego el momento

que el árbol comience

a dar sus frutos y ya no habrá

invierno que lo impida.

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