Has regresado a casa,
y ya nada es igual.
¡Ingenuo! pensabas
que los senderos del mundo
te dejarían igual!
"Marché, hace algún tiempo", piensas,
pero no sabes
que marchas constantemente.
Admiro tu coraje y tu valentía
de no felicitarte nunca
de llegar a ningún sitio.
Siempre te sientes capaz
de llegar mas lejos, o mas cerca.
Mas sabes muy bien
que cada vez, las dificultades
serán mas grandes, mas difíciles.
y también tendrán que serlo
tus limpias y rectas capacidades
para superarlas.
Ya nada será como antes.
Eres el mismo,
pero ya no eres.
Tu corazón esta ahora, también,
en el corazón de los demás:
en cada esquina oscura,
en cada chuta,
en las calles abandonadas,
en las luchas organizadas,
en los ninguneados.
La ciudad ya no representa
para ti un obstáculo.
Donde antes había cemento,
suciedad y porquería,
ahora hay luz,
oportunidades
y esperanza.
Tu alma cabalga
junto a los desharrapados de la ciudad
y vislumbra
la salvación redentora.
Pero siempre
con los pies en el suelo.
Caminando descalzo,
libre de pesados ropajes.
Llegó el momento
de salir del escondite
de mostrar el diamante
de mostrar el diamante
que lleváis dentro,
que llevamos dentro.
A vosotros os lo digo,
hijos de todos y de nadie.
Llego el momento
que el árbol comience
a dar sus frutos y ya no habrá
invierno que lo impida.
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